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Foto del escritorNegociaciones D'mik

Proceso de elaboración del alcohol en gel, desde el campo hasta las manos.

En Argentina se utilizan dos fuentes para elaborar los distintos tipos de alcohol etílico: la caña de azúcar y el maíz. En el caso del cultivo tropical, su producción está ligada a la fabricación de azúcar. Un proceso que consiste en extraer la sacarosa del tallo de la planta, concentrarla y cristalizarla en los pequeños granos de azúcar. Durante este proceso queda un remanente de materia rica en azúcares que no es capaz de cristalizar, pero sí de fermentar. Esta sustancia, por su parecido a la miel se la denomina melaza, y es una de las materias primas para elaborar alcohol 96°. Aproximadamente por cada tonelada de caña de azúcar que ingresa a un ingenio, se obtienen entre 100 y 110 kg de azúcar y unos 10 litros de alcohol de 96°. La otra vía en los ingenios es destinar el jugo a la destilería. En este caso se sacrifica la producción de azúcar y pueden lograrse entre 70 y 80 litros de alcohol 96°.


En el caso del cereal, el proceso es un poco más complejo, ya que el azúcar se encuentra como almidón. Para que puede ser convertida en alcohol, antes debe descomponerse el almidón en sacarosa. Esto se logra a través de un proceso que utiliza enzimas, denominado solubilización. En Estados Unidos, el mayor productor del mundo de bioetanol, hay desarrolladas variedades de híbridos de maíz específicas para bioetanol que traen incorporada la enzima en el grano. Una vez que el almidón se descompuso en sacarosa, el proceso continúa de forma similar al de la caña de azúcar, con la salvedad que se obtiene la burlanda como subproducto, un alimento con excelentes propiedades para la nutrición ganadera. De una tonelada de maíz, se obtienen casi tres partes iguales de alcohol 96°, burlanda y dióxido de carbono.




Se producen en el país aproximadamente 1.350 millones metros cúbicos por año de etanol 96°. Casi el 90% se destina a la deshidratación para ser utilizados en mezclas con gasolina. 50 millones de litros aproximadamente se utilizan en la industria farmacéutica, 40 millones de litros a bebidas y el resto se reparte entre productos de limpieza, solventes y otros usos.

La producción se reparte casi en partes iguales entre caña de azúcar y cereal. En este último caso, de las casi 50 millones de toneladas que se producen de maíz, tan solo 1,5 se destinan a la producción de alcohol, por lo que las posibilidades de crecer son enormes. Con menos volumen del saldo exportable, podría abastecerse la totalidad de la demanda de gasolina del país.


En el caso de los ingenios, por la estacionalidad de producción, prácticamente todo el alcohol, 96° y anhidro, se elabora durante el período de zafra, que es cuando funcionan sus calderas. Y muy probablemente, el alcohol con destino a biocombustible ya se encuentre desnaturalizado, por lo que es difícil que haya disponibilidad extra de alcohol 96° hasta el comienzo de la nueva zafra, a mediados de mayo.

De forma similar ocurre con la producción de etanol de maíz. Ante un desplome del consumo de nafta, las destilerías se encuentran con las plantas paradas y las cisternas llenas de alcohol anhidro.

El alcohol medicinal es una de las calidades de alcohol 96° más refinadas. Según fuentes del sector, su costo en planta no difiere en gran medida del costo de otras calidades. Sin embargo, el fraccionado puede llegar a duplicar el valor de alcohol. Al costo del envase, la tapa, y la mano de obra, se debe agregar el costo logístico y las amortizaciones de las inversiones en medidas de seguridad, que deben extremarse, pues el etanol es un combustible inflamable en extremo.




Se sabe y se dijo: el producto estrella de la cadena, que se ha ganado la popularidad en estos días es el alcohol en gel. Su formulación lleva 70% de alcohol 96° calidad farmacopea y entre 2 y 2,5% de glicerina refinada, un subproducto de la producción de biodiesel que le otorga al desinfectante propiedades humectantes. Los otros insumos son carbomer, en una proporción de 0,5% que cumple la función de desinfectante, Además, lleva Trietanolamina para neutralizar el ph y agua desmineralizada, que cumple la función de reducir la evaporación del alcohol, proporcionando una acción más prolongada al tomar contacto con la piel.

Según Francisco Menendez, farmacéutico con amplia experiencia en la industria, “la gelificación del alcohol solo tiene fines cosméticos, pues la acción bactericida la otorga el alcohol”.


 




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